Ciudad del Plástico
·1 La instalación de una planta de etileno y propileno y otra de polietileno constituiría un salto cualitativo de la zona hacia una segunda fase exportadora.
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Marzo y abril pueden ser decisivos para el derrotero de la llamada "Ciudad del Plástico". Durante los próximos dos meses, el directorio de la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) resolvería si da el "vamos" al esperado proyecto PetroPacífico.
La iniciativa, que involucra una inversión de 900 millones de dólares en Hualpén, comprende la construcción de dos nuevas plantas en terrenos de Refinería Biobío y Petroquim: una de etileno y propileno y otra de polietileno.
Es cierto que la industria transformadora del plástico ha dado algunos pasos desde 2004. Al desembarco de las firmas Pet Packing y Productos Plásticos del Pacífico a principios de 2004, se sumaron Embotelladora Llacolén en octubre de 2005 y Plastiverg en mayo de 2006.
Sin embargo, es un hecho de la causa que para desarrollar un "cluster" se requieren altos volúmenes de materia prima y hoy el polo petroquímico de la Región del Biobío no está preparado para cubrir esa eventual demanda. Como punto de referencia, en el Area Metropolitana operan más de 400 firmas transformadoras de plástico.
Además, si bien los emprendimientos que se han desarrollado hasta ahora son destacables, tanto por la visión de futuro como por la apuesta regional de los inversionistas, lo cierto es que para que la Ciudad del Plástico adquiera ese estatus hay que proyectar el negocio hacia el exterior.
Ello quedó de manifiesto ya a mediados de 2002, cuando tras la suscripción del Acuerdo Político Económico y de Cooperación entre la Unión Europea y Chile una delegación del Centro Español de Plásticos -con sede en Barcelona y que congrega a más de 500 empresarios- visitó Concepción.
El mensaje de José Lloria, quien entonces oficiaba de presidente del gremio íbero, fue claro: "Hay productos que, fabricados acá, pueden tener una mayor facilidad para ser exportados al mercado asiático, que posee un número significativo de clientes". Cinco años después del arribo de la misión, gestionado por el ex intendente Jaime Tohá, el escenario no es distinto.
Para aprovechar esa oportunidad y evitar que las inversiones se desvíen a la capital o, peor aún, a algún otro país ribereño del Pacífico Sur, no se puede esperar que los inversionistas soliciten el apoyo de las autoridades, como tampoco conviene aguardar pasivamente la decisión de Enap.
La intendencia regional debe retomar el liderazgo en política industrial trazado por Jaime Tohá entre 2000 y 2006. Se trata de un rol articulador que no corresponde radicar únicamente en la Corfo, al igual que la Plataforma Logística Marítima y Portuaria, el polo biotecnológico o el turismo de negocios.
La instalación de una planta de etileno y propileno y otra de polietileno constituiría un salto cualitativo de la zona hacia una segunda fase exportadora. Su presencia allanaría el terreno para la atracción de más fábricas de productos de consumo final, como juguetes, envases o alfombras, cuyo mayor valor agregado exige mano de obra calificada y, por ende, mejor pagada.
·1 La instalación de una planta de etileno y propileno y otra de polietileno constituiría un salto cualitativo de la zona hacia una segunda fase exportadora.
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Marzo y abril pueden ser decisivos para el derrotero de la llamada "Ciudad del Plástico". Durante los próximos dos meses, el directorio de la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) resolvería si da el "vamos" al esperado proyecto PetroPacífico.
La iniciativa, que involucra una inversión de 900 millones de dólares en Hualpén, comprende la construcción de dos nuevas plantas en terrenos de Refinería Biobío y Petroquim: una de etileno y propileno y otra de polietileno.
Es cierto que la industria transformadora del plástico ha dado algunos pasos desde 2004. Al desembarco de las firmas Pet Packing y Productos Plásticos del Pacífico a principios de 2004, se sumaron Embotelladora Llacolén en octubre de 2005 y Plastiverg en mayo de 2006.
Sin embargo, es un hecho de la causa que para desarrollar un "cluster" se requieren altos volúmenes de materia prima y hoy el polo petroquímico de la Región del Biobío no está preparado para cubrir esa eventual demanda. Como punto de referencia, en el Area Metropolitana operan más de 400 firmas transformadoras de plástico.
Además, si bien los emprendimientos que se han desarrollado hasta ahora son destacables, tanto por la visión de futuro como por la apuesta regional de los inversionistas, lo cierto es que para que la Ciudad del Plástico adquiera ese estatus hay que proyectar el negocio hacia el exterior.
Ello quedó de manifiesto ya a mediados de 2002, cuando tras la suscripción del Acuerdo Político Económico y de Cooperación entre la Unión Europea y Chile una delegación del Centro Español de Plásticos -con sede en Barcelona y que congrega a más de 500 empresarios- visitó Concepción.
El mensaje de José Lloria, quien entonces oficiaba de presidente del gremio íbero, fue claro: "Hay productos que, fabricados acá, pueden tener una mayor facilidad para ser exportados al mercado asiático, que posee un número significativo de clientes". Cinco años después del arribo de la misión, gestionado por el ex intendente Jaime Tohá, el escenario no es distinto.
Para aprovechar esa oportunidad y evitar que las inversiones se desvíen a la capital o, peor aún, a algún otro país ribereño del Pacífico Sur, no se puede esperar que los inversionistas soliciten el apoyo de las autoridades, como tampoco conviene aguardar pasivamente la decisión de Enap.
La intendencia regional debe retomar el liderazgo en política industrial trazado por Jaime Tohá entre 2000 y 2006. Se trata de un rol articulador que no corresponde radicar únicamente en la Corfo, al igual que la Plataforma Logística Marítima y Portuaria, el polo biotecnológico o el turismo de negocios.
La instalación de una planta de etileno y propileno y otra de polietileno constituiría un salto cualitativo de la zona hacia una segunda fase exportadora. Su presencia allanaría el terreno para la atracción de más fábricas de productos de consumo final, como juguetes, envases o alfombras, cuyo mayor valor agregado exige mano de obra calificada y, por ende, mejor pagada.
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