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jueves, marzo 29, 2007


Los de Lleu Lleu se sienten hostigados
La opresión de los
agricultores de Arauco
  • Producto de las amenazas de comuneros, dicen, algunos venden sus tierras a la Conadi, el único comprador.


“La ley de ellos es la ley del fósforo. Nos hostigan para que vendamos y si no nos amenazan con prendernos fuego”. Con esta frase parte el relato de un viejo agricultor de Cañete, quien por miedo a represalias pide anonimato.
Y es que el temor se apodera de los cerca de mil pequeños y una docena de medianos agricultores de la zona comprendida entre Antiquina y el sector Lleu Lleu, donde se centra la reclamación indígena por las tierras.
Cuentan que algunos ceden y venden sus tierras, “pero ni con eso se calman. Quieren más y más”. Otro propietario, quien también pidió reserva de su nombre, cuenta que hace poco fue junto a unos compradores a mostrarles un campo en venta en Antiquina, “pero que al ver los carteles llamando a la recuperación de tierras, el negocio se me fue a las pailas”.
Lo que más se quejan es que “les han asignado tierras a los mapuches y no las trabajan, las tienen botadas”.
Para graficar la amarga situación que dicen vivir, uno de los agricultores expresa que “la entrega de tierras a los indígenas ha sido 10 veces más mala que la Reforma Agraria”, el mayor golpe que el gremio sufrió durante los gobiernos de Frei Montalva y la Unidad Popular. Hasta hoy la resienten.
A muchos, la muerte de Carlos Campos, agricultor que falleció en diciembre de 2006, les impacta y es un reflejo, dicen, de lo que puede pasarle a otros. “Era el hombre más trabajador de acá.
El pobre murió del corazón de puro pensar cómo le quitaban sus tierras”.
Paulo Burgos Poblete, presidente de la Asociación Provincial de Arauco, es más moderado.
Aclara que la situación está circunscrita a un sector puntual y que quienes hostigan son miembros de algunas de esas comunidades del área. Entiende las reclamaciones de los mapuches por tierras, pero rechaza que tengan que ser ellos “el pato de la boda”.
“Lo que pasará de aquí a 20, 30 ó 50 años más es que en la zona conflictiva quedarán los mapuches y las forestales. Para que se descomprima esta situación el tema debiera pasar por la entrega de tierras de las forestales”, expresa.
Pese a los ataques, las empresas no han vendido ni comprado ni una hectárea de tierra en el último tiempo.

Crítica a Conadi “Lo que le critico a la Conadi es que ellos se han prestado para este juego”, dice Paulo Burgos, quien coincide con los demás agricultores entrevistados en que ha habido un continuo hostigamiento por parte de algunos comuneros, lo que ha hecho que algunos propietarios vendan finalmente sus tierras a la Corporación Nacional Indígena (Conadi) y ésta la traspase a las comunidades.
“Ellos llegan y compran”, expresa el dirigente. Afirma que la entidad estatal actúa en el marco de lo legal, pero que con este mecanismo lo que propician es la violencia.
Otros agricultores explican que “le vendemos a la Conadi, porque nadie más quiere comprar y ya estamos aburridos de los ataques. Por suerte, nos pagan de acuerdo al mercado”.
Esto es, entre $1 millón a $2 millones 200 mil la hectárea.

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