
Para algunos sectores empresariales el trasfondo del conflicto de Arauco fue la intención del gobierno y la CUT de fomentar la negociación interempresa.

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Dos son las posiciones que tomaron fuerza con el conflicto laboral protagonizado por los empleados y subcontratistas de la empresa Bosques Arauco y donde ayer tras seis días de tira y afloja se logró un acuerdo.
Ello, porque el episodio está lejos de circunscribirse a un hecho puntual y ha comenzado a tomar fuerza la idea de que sentó un precedente, dado que se produjo a tan sólo días de que el gobierno anunciara que a partir del segundo semestre se estudiarán los nuevos cambios al mercado laboral.
Por una parte, están quienes consideran que el conflicto de Arauco ratificó la necesidad de potenciar la negociación colectiva por medio del fortalecimiento de sindicatos interempresa, entidades que agrupan empresas del mismo dueño pero jurídicamente distintas; diferentes empresas pero que operan en un mismo espacio y similares condiciones como es el caso de los mall o firmas de una misma rama o actividad.
Esta línea contaría con la venia del ministro del trabajo Osvaldo Andrade y es liderada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que frente al acuerdo alcanzado en Arauco no dudó en afirmar que su gremio iniciaba la lucha por la negociación colectiva sectorial, argumentando que dicho conflicto “deja la lección de que los trabajadores y trabajadoras deben negociar con el dueño de la empresa o el holding y no con los contratistas y subcontratistas, y sienta un precedente en la larga lucha de la CUT por alcanzar una negociación colectiva sectorial”.
Postura que también es avalada por algunos parlamentarios de la Concertación como el diputado y ex presidente de la Comisión del Trabajo de la Cámara Baja, Sergio Aguiló, quien tras los anuncios del 1° de mayo en materia laboral señaló que “el gobierno tienen que considerar la negociación interempresa, pues no hay otra forma de ampliar esta herramienta”.
En tanto, la actual presidenta del grupo de expertos, Adriana Muñoz, ha insistido en que “los sindicatos por sí solos tienen muy poca fuerza, por lo que hay que buscar mecanismos ya sea por rama o por holding, con el objetivo de dar más poder de negociación a los trabajadores”.
En tanto, el gobierno aún no ha realizado un pronunciamiento formal respecto a en qué nivel fortalecerá la negociación colectiva, es decir interempresa o intraempresa –al interior de la misma compañía- pero el ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, ha sido enfático en señalar que impulsará medidas orientadas a ampliar el espacio de la negociación colectiva y a dotar a los actores de la relación laboral de herramientas para generar un diálogo simétrico.
De hecho el viernes pasado, a un día de la muerte del trabajador en los conflictos de la empresa forestal –y que llevó este lunes al ministerio del Interior a concretar la solicitud de un ministro en visita para que se encargue de la investigación del caso-, el titular del Trabajo, Osvaldo Andrade, sostuvo que “los métodos que se han establecido para que los conflictos laborales se desarrollen son las mesas de negociación y la negociación misma”, por lo que no avaló la alteración del orden público, pero insistió en la vía de la negociación para materialización de acuerdos entre trabajadores y empleadores.
LA CONTRAPARTE
En la otra vereda, el conflicto laboral de Arauco generó una evaluación negativa en algunas empresas del sector. Estiman que el hecho de que Celco haya aceptado sentarse en la mesa de negociaciones, a pesar de que era un conflicto entre los contratistas y sus empleados, puede generar un precedente en favor de los planteamientos de la CUT.
A nivel empresarial hay conciencia de que las consecuencias de avanzar hacia una mayor negociación interempresa no sólo serán negativas para el sector, sino también para la competitividad del país y para los propios trabajadores.
De hecho, el ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Walter Riesco, advirtió ayer que “hay que tener mucho cuidado con colgarse del tema de Arauco, pues en este caso la empresa cometió un error al meterse en un tema que tenía que ver con los contratistas”.
Como argumento el socio y director de empresas -entre ellas Noranda Chile, Refimet, Refinería Rungue y Minera Don Alberto- sostuvo que “si se potencia la negociación interempresa las empresas se verán forzadas a sacrificar competitividad y las más perjudicadas serán las Pymes, que no pueden seguir el trote de las más grandes”.
En esta misma línea, el director de Berg Consultores, Huberto Berg, señaló que
“sería una pésima señal el ceder ante medidas populistas que claramente no van a beneficiar ni a los trabajadores, ni a las empresas chilenas”.
Asimismo el ex asesor laboral de la Sofofa sostuvo que “el gobierno tiene que asumir su responsabilidad sobre los temas clave de educación, capacitación y lo que debe ser el enfoque del desarrollo laboral y terminar de traspasarle este tema a las empresas”.
Además, criticó el hecho de que algunos parlamentarios estén a favor de la negociación interempresa al señalar que “lamentablemente si se revisa el historial de las personas que plantean este tipo de propuestas, éstas tienen cero o escasa experiencia en el mundo laboral o creando empleo en el sector privado”.
Por su parte, la CPC ha mostrado su preocupación frente al tema, de ahí que la negociación colectiva fue uno de los puntos centrales de Comité Ejecutivo que ayer realizó la multigremial. Quienes estuvieron presentes en el encuentro señalaron que el timonel de los empresarios, Alfredo Ovalle, solicitó al presidente de la comisión laboral, Andrés Concha, tener “muy bien estudiadas” todas las aristas del tema antes de que el gobierno presente su propuesta, pues habría consenso entre las ramas respecto a que la vía interempresa podría complicar a gran parte de los sectores económicos, y en definitiva a la productividad del país.
Fuente: Diario Financiero
Publicada el miércoles, 09 de mayo de 2007
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