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jueves, marzo 29, 2007


Internacional — Antártida, Internacional — El barco “Esperanza” de Greenpeace confirmó la salida de la flota ballenera japonesa de las aguas antárticas donde se encontraban anclados para cazar ballenas de la zona. Esto, después que el buque factoría nipón sufrió un incendio afectando gravemente la estructura de la nave.

Después de reiterados intentos de convencer a la tripulación japonesa para que se retirara de la zona, debido a la posibilidad de provocar un mayor desastre ecológico por el derrame de combustible en el mar, la flota japonesa decidió retirarse antes que la temporada de caza terminara.

Cuando el buque japonés comenzó a moverse para salir del territorio marino, la flota de Greenpeace comenzó a escoltar a la factoría para asegurarse de la salida y que en el trayecto no se realizaran nuevas cazas. Una vez que la flota ballenera traspasó los 60 grados de latitud sur, Karli Thomas, responsable de la campaña de océanos de Greenpeace, a bordo del Esperanza, habló por radio con la tripulación del barco siniestrado, el Nisshin Maru para transmitirles un nuevo mensaje:

"Solidarizamos con su dolor por la pérdida de un miembro de su tripulación, y estamos conscientes del intenso trabajo que llevaron a cabo para reparar el barco, pero Greenpeace considera que ésta debe ser la última vez que el gobierno japonés los envíe a la Antártica para cazar ballenas y poner en peligro este frágil ecosistema. Por el medio ambiente, por las ballenas y por su propia tripulación, nunca más", enfatizó Thomas al buque factoría, señalando que "Además del sinsentido de la matanza de ballenas dentro del santuario ballenero reconocido internacionalmente, esta campaña quedó marcada por una tragedia humana y estuvo a punto de ocasionar una catástrofe en el ecosistema, El gobierno japonés debe comprometerse a que esta temporada de caza de ballenas será la última", dijo Thomas.

El barco Esperanza ahora comenzará a dirigir su rumbo hacia Australia para concluir la campaña denominada "En defensa de nuestros océanos", la que estuvo activa durante al menos 14 meses, pues esta campaña se inició en el mes de noviembre de 2005, cuando la nave de Greenpeace navegó con destino a la Antártica. En esa ocasión, los activistas impidieron que 82 ballenas fueran cazadas, a la vez que presionaron a las compañías que financiaban a la flota para que éstos interrumpieran sus actividades.

— Claudia Molina /Greenpeace