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lunes, noviembre 06, 2006

Dr. Ramón Ahumada, premio regional Medio Ambiente 2006
“Quiero formar investigadores,
no funcionarios”

* Asegura que muchas normas ambientales no son las más adecuadas, porque son copiadas de otro país.“Las normas son acuerdos y en éstos hay intereses”, advierte.

Autoproclamado miembro de la “vieja universidad”, el recientemente galardonado premio regional de Medio Ambiente Conama 2006, Ramón Ahumada Bermúdez, es un ferviente defensor de la labor que corresponde a la academia en materia ambiental.
“A mis estudiantes siempre les digo que no quiero funcionarios, sino investigadores, que sepan lo que van a hacer y sepan enfrentar el problema”, enfatizó el doctor en Ciencias Ambientales, porque “un estudiante que pasa por la universidad tiene que tener el criterio suficiente para saber lo que va a pasar.
Mentalidad crítica”, agregó.
Y así es él, crítico. Por eso admitió que le soprendió la sola nominación al premio, el cual considera que “no es mío no más”. De hecho, en cuanto lo recibió, luego de la alegría le sobrevino la conciencia del trabajo realizado durante años, por lo que buscó todos los correos electrónicos de quienes fueran sus alumnos tesistas -desde 1980- y les comunicó la noticia. “Es lo que hay”, les dijo.
Para el profesor Ahumada, enfrentar el problema ambiental significa “saber cómo funcionan los sistemas naturales, para poder darnos cuenta inmediatamente cuándo empiezan las alteraciones y cuál es la magnitud de ese problema que se está iniciando”.
Destacó que “como sociedad producimos desechos, y tenemos que disponerlos en alguna parte. Pero hay que hacerlo donde haga el menor daño, incluso, a generaciones futuras.
Y esa es la investigación que hay que hacer”. Las universidades, dijo, “tomamos muy en serio el tema (diganósticos y evaluaciones de impacto ambiental) por eso hacemos un estudio más lento, para responder a las preguntas que nos hacemos. Pero al industrial no le gusta eso, porque sólo quiere cumplir una norma, una exigencia legal, no es por interés del medio ambiente”.
En este sentido, sentenció, “muchas veces las normas no son las más adecuadas en este país, porque son traídas y copiadas de otro.
Y ahí hay un problema muy serio. Las normas son acuerdos y en los acuerdos hay intereses”.

Una vida ligada al mar

Inevitablemente, la vida de este experto en contaminación marina y oceanografía química ha estado ligada al mar. Aunque su familia es de Iquique, nació en Valparaíso, donde no alcanzó a estar ni un año. Luego, de vuelta a la Primera Región, se convirtió en buzo-rana.
Allá vivió su primer acercamiento con las ciencias, a través de las escuelas de verano que realizaron, a mediado de los ‘60, las universidades de Chile, Católica y de Concepción. El recogía las muestras para las cátedras de los académicos.
Luego, tuvo la intención de estudiar en Valparaíso, pero fue justo el año que cerraron la carrera de Biología Marina. Entonces se vino a Concepción. Aquí realizó su bachillerato y su licenciatura en Biología. Y ya en 1970 comenzó a trabajar en la U.
de Chile, en Osorno.
Pero un año antes, en 1969, y sin haber empezado su tesis, se embarcó en el crucero “Hudson 70” de circunavegación de las Américas. El viaje, en honor de los 100 años de la expedición inglesa Challenger -el primer buque que tomó muestras en todos los océanos del mundo-, lo llevó desde Punta Arenas hasta la Antártica. Algo que lo marcó profundamente.
En 1977 llegó a la Universidad Católica de Chile sede Talcahuano. Y allí se quedó hasta que en los ‘90 el plantel se independiza como Universidad Católica de la Santísima Concepción, lugar donde oficia como decano de la Facultad de Ciencias.

Un tema “complicado”

Para el académico el tema del medio ambiente “es muy complicado”, principalmente porque “no está considerado como ciencia en términos duros”.
Y eso se nota, incluso, en la asignación presupuestaria.
El doctor dijo que “el problema es que hay una concepción de ciencia distinta. Para otorgar financiamiento se basan en los paradigmas que están de moda. De hecho, he presentado proyectos y no se aprueban.
En Conicyt no existe un grupo especializado de ciencias ambientales y ese es un problema permanente”. A pesar de eso, reconoció que en materia ambiental “sí se están haciendo muchas cosas”.
Y en eso las universidades tienen mucho que aportar.
El académico junto a alumnos tesistas y otros investigadores han trabajado en la problemática medioambiental que sufren las bahías de la zona y sus publicaciones, incluso, se han dado a conocer en destacadas revistas científicas extranjeras.